Qué me gusta un buen bocadillo en Semana Santa.
Por muy enchaquetado que se vaya, por mucho vestidito mono, tacones (las que los aguanten), por mucho que uno se tenga que sentar en el acerado con el papel del periodico a modo de trapito, por mucho que esté pasando la gente por nuestro lado y muchos de ellos nos pisen...que me gusta un buen bocadillo en Semana Santa.
Chiquillo, yo no cambio mi bocata de tortilla o calamares con mayones al lado de Tetuán, la baquette de pollo cerquita de la Alfalfa, el bocata de salchicha al ladito del Duque o de La Catedral, donde prefiráis, por estar sentada en un restaurante comiendo algo mientras espero que pase la Hermandad que toque. Que me gusta un buen bocata en Semana Santa.
Porque hay gente que lo del restaurante lo lleva como si de un ritual se tratase. "Yo me voy a las 12 de la mañana al restaurante de fulanito y allí me quedo hasta las 5 de la tarde hasta que pase San Gonzalo" Fiera, pues yo tengo mejor sitio que tú.
Porque el bocata en Semana Santa es como las torrijas o espinacas con garbanzos en esta época, todo tradición. Esa mayonesa que te chorrea por las manos "para de comer que viene el Cristo de la Cena". Ese "¿no quedan servilletas?" o " se me ha caído un trozo" o el "no quedan de calamares". Yo no quiero restaurantes mientras existan los bocatas. Porque cada uno vive su Semana Santa como más le guste y a mí eso de poderme comer un buen bocata con mi lata de refresco sentadita en un pollete de una casa del centro, o esperando a que pase una hermandad, es que me encanta. Para mí no está hecho el restaurante, primero espera la cola, después la mesa, la gente pasando a tu vera para ir al servicio, el camarero que no viene, cuando te sirven la comida te lo cobran a precio de oro y muchas veces te la traen fría y todo para que, al final, la gente que hay por fuera del restaurante no te deje ver los pasos que estabas esperando y mucho menos escuchar a la banda.
Cada uno que viva su Semana Santa que yo me voy a comer cada bocadillo que va a quitar el "sentío".
¡ Miarma! ¡Qué me gusta un buen bocata en Semana Santa!
Por muy enchaquetado que se vaya, por mucho vestidito mono, tacones (las que los aguanten), por mucho que uno se tenga que sentar en el acerado con el papel del periodico a modo de trapito, por mucho que esté pasando la gente por nuestro lado y muchos de ellos nos pisen...que me gusta un buen bocadillo en Semana Santa.
Chiquillo, yo no cambio mi bocata de tortilla o calamares con mayones al lado de Tetuán, la baquette de pollo cerquita de la Alfalfa, el bocata de salchicha al ladito del Duque o de La Catedral, donde prefiráis, por estar sentada en un restaurante comiendo algo mientras espero que pase la Hermandad que toque. Que me gusta un buen bocata en Semana Santa.
Porque hay gente que lo del restaurante lo lleva como si de un ritual se tratase. "Yo me voy a las 12 de la mañana al restaurante de fulanito y allí me quedo hasta las 5 de la tarde hasta que pase San Gonzalo" Fiera, pues yo tengo mejor sitio que tú.
Porque el bocata en Semana Santa es como las torrijas o espinacas con garbanzos en esta época, todo tradición. Esa mayonesa que te chorrea por las manos "para de comer que viene el Cristo de la Cena". Ese "¿no quedan servilletas?" o " se me ha caído un trozo" o el "no quedan de calamares". Yo no quiero restaurantes mientras existan los bocatas. Porque cada uno vive su Semana Santa como más le guste y a mí eso de poderme comer un buen bocata con mi lata de refresco sentadita en un pollete de una casa del centro, o esperando a que pase una hermandad, es que me encanta. Para mí no está hecho el restaurante, primero espera la cola, después la mesa, la gente pasando a tu vera para ir al servicio, el camarero que no viene, cuando te sirven la comida te lo cobran a precio de oro y muchas veces te la traen fría y todo para que, al final, la gente que hay por fuera del restaurante no te deje ver los pasos que estabas esperando y mucho menos escuchar a la banda.
Cada uno que viva su Semana Santa que yo me voy a comer cada bocadillo que va a quitar el "sentío".
¡ Miarma! ¡Qué me gusta un buen bocata en Semana Santa!
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